Las dificultades sensoriales en la alimentación es un tema que preocupa a los padres, sobre todo a los padres de niños con trastornos del neurodesarrollo. Es un tema de continua pelea, desgastando la relación entre padres e hijos, e incluso entre miembros de la familia. Las horas de las comidas se convierten en momentos de tensión, e incluso se dejan de realizar salidas por la preocupación de lo que pueda ocurrir en un restaurante.
Las dificultades sensoriales en la alimentación que podemos encontrarnos y que pueden estar limitando la nutrición son:
Problemas posturales Cuando el niño no tiene un apropiado control postural va a requerir más gasto energético para conseguir una adecuada estabilidad corporal, provocando dificultades atencionales, ya que va a estar más pendiente de su propio cuerpo que de la acción de comer, además de limitar la autoalimentación, por presentar mayores dificultades en la consciencia de las partes de su cuerpo. Las características que vamos a observar en niños con dificultades propioceptivas van a ser:
Bajo tono muscular
Problemas de coordinación en movimientos de la mandíbula
Un agarre de los utensilios con demasiada o poca fuerza
Una adecuada posición vertical en silla
Se le caen los alimentos y bebidas con frecuencia
Dificultades para imitar movimientos oro-faciales
Dificultades en el sistema táctil
Hiporesponsividad: aparece después de los dos primeros años de edad. Los niños presentan un bajo registro, dando problemas de discriminación de la información sensorial. Los signos de alerta serán: llenan demasiado la boca, tienden a comer purés, presencia de babeo, atragantamientos por deglutir antes de masticar, no darse cuenta que tienen comida en la boca o cara, búsqueda de sabores fuertes, se llevan objetos no comestibles a la boca.
Defensividad oral: serán niños con un repertorio limitados de texturas, prefieren texturas extremas (muy blandos o muy crujientes), llegando a escupir trozos en texturas semisólidas. Podemos dividir en dos categorías:
Hiposensibilidad: tono muscular disminuido con dificultades de masticación. No perciben los estímulos, dificultando la diferenciación de sabores y texturas; pobre conciencia dentro de la boca; les cuesta beber con pajita; rechazan la introducción de nuevas texturas por miedo a lo desconocido ya que no están seguros de tener un adecuado control de estos nuevos inputs sensoriales, ni cómo manejarlos, etc.
Hipersensibilidad: presentanuna mayor sensibilidad en la estimulación oral, siendo aversivo hasta el mínimo contacto, lo que les lleva a rechazar nuevas texturas. Dificultades para limpiarse los dientes; no se dejan tocar la cara; rechazan texturas mixtas detectando los mínimos cambios; presentan arcadas; no soportan tener la cara manchada. Suelen ser niños caprichosos para comer.
¿Qué se puede hacer cuando tu hijo presenta dificultades sensoriales en la alimentación?
Los primero es saber cuál es el motivo de la limitación en la alimentación. Debemos ser conscientes de que, si es un problema sensorial, no únicamente afectará a esta área sino que se verán limitadas otras actividades de su vida diaria.
Utilizar apoyos visuales para anticiparle al niño el momento de la comida, ya que va a ser desagradable, y lo que va a comer.
Debemos tratar el momento de la alimentación como una experiencia gratificante, por lo que debemos jugar con el niño y permitir que se manche experimentando las sensaciones del alimento.
Intentar que ese momento sea tranquilo, no vayáis con prisas, teniendo en cuenta que el entorno sea lo más tranquilo y estable posible.
Otro aspecto a tener en cuenta es el mobiliario, con mesa y silla de la medida del niño. Evitando que el niño tenga los pies en el aire, logrando la mejor postura posible.
En cuanto a los utensilios, si se considera que el niño tiene dificultades en el agarre, se pueden realizar diferentes adaptaciones, (cubiertos con peso, mango más grueso). Siempre recomendado por un profesional.
Procurar que el plato se quede vacío, por lo que habrá que tener en cuenta poner cantidades que sepamos seguro que el niño se va a comer.
No engañarlo. Se le introducen alimentos delante de él.
En dificultades táctiles, modificar el alimento que el niño ya come: cambiar temperatura, espesar los purés poco a poco, sustituir alimentos de características similares.
Fuera de la hora de la comida, trabajar el aspecto sensorial: cepillado de dientes con cepillo eléctrico, introducir nuevos sabores, jugar con temperaturas (masajes con agua fría y caliente en la zona de la boca).
Que el niño participe a la hora de la preparación de la comida, o jugar a las cocinitas con él.
Elisabeth Hurtado, Terapeuta Ocupacional en Red Cenit